Cómo me percibes

Hace no mucho dejé un comentario debajo de uno de los poemas que comparte a veces Ramadhani y de ahí salió un encuentro en el que intercambiar un par de libros. Yo le llevé “El derecho al sexo”. Él me trajo “Cuerpo político negro”, una compilación de artículos de diferentes autoras y temáticas interesantísimas que parten de un denominador común: qué es ser negro/a en Estados Unidos. Y arranca con unas líneas de Du Bois que resumen bien qué te vas a encontrar: “¿Qué se siente al ser un problema”.

En “Cuerpo político negro” Mireia Sentís compila interesantísimas reflexiones que abarcan desde el pelo hasta el lenguaje, pasando por la violencia o la desigualdad, y que finalmente se detienen, tarde o temprano, en el asunto central de la identidad. Especialmente interesantes me resultaron “¿Ser birracial es suficiente?, de Lisa Jones (“Como personas birraciales negras/blancas, si nos distanciamos de la lucha afroamericana por las libertades, de ideas anticuadas, aunque históricamente fundamentales como el Black Power y la “comunidad negra”, ¿estamos siendo desleales con la Historia que nos ha traído a donde estamos? ¿Es la birracialidad una sedición política? Y si eso es lo que sentimos, y no debería ser así, ¿cómo podemos cambiarlo?”); “¿El fin de la América blanca?”, de Hua Hsu (según los datos del censo, los grupos categorizados hoy como minorías raciales – negros, hispanos, asiáticos- representarán la mayoría de la población de Estados Unidos en 2042. “¿Qué significará ser blanco una vez que la blanquitud haya dejado de definir a esa mayoría? (…)

El hecho de que los blancos se conviertan próximamente en minoría, no significa que la jerarquía racial de la cultura americana se invierta de pronto, pero los cambios demográficos de los próximos 40 años, quizá reduzcan el poder que ejercen las jerarquías raciales sobre la vida de la gente, generen una cultura que más que ninguna otra en el pasado trate a los ciudadanos como individuos, en lugar de como miembros de una casta o de un grupo identitario”); “Somos la quintaesencia de América” de Touré, (“Y la disonancia cognitiva de no considerarnos amados en el país que, se supone, debe amar y tratar a sus ciudadanos por igual es un factor de estrés agotador, un nudo en el alma. (…) Creo que es la conciencia de nuestra americanización, nuestras emociones en hondo conflicto al respecto – nuestra justa infelicidad con América- y nuestro intenso deseo de una conexión tangible con una identidad nacional, alternativa, lo que nos llevó al afro centrismo. Hemos anhelado una relación con África, hemos sentido la necesidad de ser de otro lugar, y de estar conectados con él, debido a que nuestra relación con este país es muy problemática y sentimos un gran desarraigo aquí. Pero África también es un amor no correspondido.”)